Los que tenemos hijos pequeños tenemos la oportunidad de volver a sentirnos niños otra vez. Sentir esa libertad que tienen ellos de decir, preguntar, hacer, crear, lo que quieran y como quieran sin que nadie te juzgue o te diga que tienes la cabeza llena de pájaros.
¿Qué hemos de hacer para volver a sentirnos así? Simplemente hacer como ellos, disfrutar de todo aquello que se nos presenta, de cada momento y vivir con entusiasmo e ilusión.