Todos más o menos sabemos o hemos oído qué es la inteligencia emocional, pero lo realmente difícil es aplicarla al día a día, porque no es a lo que estamos acostumbrados.
Las principales pautas que hemos de seguir para poco a poco ir introduciéndola y siguiéndola en nuestras vidas y las de nuestra familia son las siguientes:
1.- Acostumbrarse a hablar de emociones. No hay que negarlas ni ignorarlas. Si un niño llora, hazle caso, pregúntale cómo se siente o intenta averiguarlo porque muchas veces ni ellos lo saben, pero no le digas nunca que no llore, que llorar es de feos o de tontos, que los niños guapos no lloran… porque le estás negando sus emociones y sentimientos y le estás enseñando a reprimirse.
2.- Enséñale a identificarlas y ponles nombre. Empieza tú con tus emociones. Por ejemplo, llegas cansada/o del trabajo, no puedes con tu alma, y el niñ@ quiere jugar. Dile cómo te sientes en su lenguaje: “hoy me siento plof!” (las onomatopeyas son magníficas para enseñarles las emociones)
3.- Evita realizar juicios sobre sus emociones. Siempre hay un motivo y cada persona y cada niñ@ tiene una personalidad diferente, los hay más sensibles, los hay más fuertes… pero todos se sienten como se sienten por alguna razón. Ayudémosles a descubrirla y a verla de otra forma.
Os propongo un juego para trabajar la inteligencia emocional en casa:
¡Feliz fin de semana!
Hola, ayer leí por casualidad en facebook “manifiesto de un niño”, he visto que lo habías escrito tú y quería felicitarte
pq me encantó!! Muchas gracias, seguro que a muchos papás y mamás nos ayuda a entender a los niños mejor.
Un saludo, Ana.
Gracias Ana!! Me alegro que os sea de ayuda!! Un beso fuerte!!
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