Aún recuerdo la primera vez que desee algo realmente, algo material, era una falda vaquera con volantes, que pensándolo ahora no era tan guay, pero a los 12 años me pareció la bomba. Quería tenerla, deseaba tenerla, necesitaba tenerla. Cada vez que pasaba por delante del escaparate de la tienda mi cuerpo comenzaba a sudar y a experimentar esa ansiedad de cuando quieres algo y no lo consigues, necesitaba esa falda, era cuestión de vida o muerte, no podía vivir sin ella. Al final no la tuve, mi madre pensó que ya tenía el armario bastante repleto y que tenía que aprender a elegir lo que realmente necesitaba de lo que solo era un simple capricho. Sobreviví sin la falda.
A mis hijos les intento transmitir eso, que lo que realmente necesitamos no es siempre a nivel material, también necesitamos aspectos emocionales que nos hacen sentir mejor. La satisfacción material, si encima no te cuesta ningún esfuerzo, desaparece en el momento que ya conoces al completo la cosa en cuestión. Sin embargo, los regalos emocionales pueden durar siempre.
Os dejo nuestras necesidades en familia estas navidades: (aunque seguro que cae también algo material para cada uno)
¿Cuáles son las vuestras?
¡Feliz jueves!